divendres, 22 de juny del 2012

Desde mi escritorio: ¿cómo escribo un editorial?
















Hace unos días recibí uno de aquellos e-mails que, primero, te alegran el día y te hacen un poquito más feliz para, a continuación, amargarte de forma aguda (aunque transitoria) un poco la existencia. Se trataba de una editora de una prestigiosa revista, pidiéndome exquisitamente que escribiera un editorial sobre un artículo que yo mismo había revisado para la revista… todo educación, amabilidad, alguna idea a desarrollar e indicaciones sobre qué papel tienen los editoriales en esa revista… ¡y encima cobrando unas libras por la colaboración!. Aceptar rápidamente fue mi primer impulso… ¿cómo no aceptar tal “propuesta deshonesta”?

Pero tras el subidón inicial (¡el BMJ no me invita a escribir un editorial cada día!) y casi a punto de aceptar aparecieron las dudas. El tema lo conocía, el artículo era bueno, el plazo bastante asequible… pero escribir un editorial para BMJ (o para cualquier revista) es toda una responsabilidad. Finalmente, tras meditarlo con algo más de calma, respondí al e-mail aceptando la invitación e inmediatamente reservé unas horas en mi agenda para dedicarle tiempo “de calidad” al editorial. Unos días después, la “cita” con el editorial fue algo frustrante: apareció ese bloqueo que te impulsa a procrastinar, y procrastiné. Dándole vueltas al asunto unos días después, me dije a mi mismo: “aplica lo que intentas enseñar en los cursos de escritura”, “piensa y genera ideas”, “pon esas ideas por escrito en una frase”, “haz explotar esas ideas en párrafos coherentes y bien estructurados”, “acuérdate del embudo”…. Y resultó bien la cosa… tanto, que cuando casi tengo terminado el editorial me digo: “esto lo tienes que explicar en el blog, y así aprovechas para explicar qué es esto de los editoriales”. Pues en ello estoy. Para ello voy a reciclar algún material que he escrito con Ana M. García para el curso de Escritura de artículos científicos del Master de metodología de la investigación en ciencias de la salud de la Universitat Autònoma de Barcelona.  

El editorial es un texto breve, normalmente en un lugar prominente de la revista, en el que se expresa una opinión o se interpretan los resultados o las opiniones recogidas en otros artículos. Los editoriales suelen ser un encargo del director o directora de la revista o por su equipo a autores con experiencia en el campo sobre el que se desea el editorial. Normalmente, la revista pide a una persona experta en ese campo de investigación (que a veces ha sido evaluador externo del manuscrito, como os contaba antes) que elabore un editorial, comentando las aportaciones que hace ese trabajo o abriendo algunos puntos de debate a partir del mismo.

El editorial no tiene una estructura tan clara como un artículo original. El IMRD (Introducción-Métodos-Resultados-Discusión) no se aplica a los editoriales. Además, los editoriales son textos breves, según la revista entre 600 y 1500 palabras, de manera que las ideas-clave del mismo deben ser evidentes para los lectores. En un editorial debemos encajar lo que queremos expresar de manera clara y con una secuencia lógica en un espacio bastante limitado. ¡Complicado pero no imposible!.

La “secuencia lógica” del editorial típico empieza con un párrafo a modo de introducción, con la enunciación del problema o cuestión principal y una tentativa de respuesta. BMJ, por ejemplo, sugiere al autor que cite el artículo comentado durante las 125 primeras palabras del texto (que recomiendan no sea de más de 800 palabras, y más corto si es posible). A este párrafo inicial siguen unos párrafos intermedios en los que se proporcionan evidencias y propuestas interpretativas. Para finalizar, el último párrafo debería ser conclusivo, con una respuesta convincente y concluyente. Muchas veces, la respuesta podría ser que no existe tal respuesta...  ¡si la argumentación es correcta, eso es más que aceptable!. Pocos editoriales tienen tablas, y tampoco figuras. Las citas bibliográficas deben ser recientes y realmente relevantes. Dada la brevedad misma del editorial, es frecuente que las revistas limiten las referencias (10 ó 20, no más). Y aunque lo he dejado para el final, un elemento importante de los editoriales (como en los originales) es el título. Las revistas son más flexibles con los títulos de los editoriales y aceptan títulos más “sugerentes”, con juegos de palabras o con algún tipo de “guiño” que los hagan más atractivos. Eso lo podéis comprobar fácilmente revisando conjuntamente los títulos de algunos editoriales y de los artículos “editorializados” de algunas revistas de calidad.

Con estos deberes para quien esté motivado por el tema os dejo. Yo me vuelvo a mi editorial para el BMJ, pendiente de algunos retoques y que he abandonado un ratito para relajarme (¿procrastinación?)…¿Qué experiencias tenéis como lectores de editoriales? ¿Ayudan, son siempre claras, se parecen a lo que he descrito? Y como autores, ¿os parece más o menos difícil que escribir otras cosas?.

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